Capítulo XV: Día del niño

Como no, un artículo obligado. ¡Han venido los Reyes Magos! Cuando era más pequeño recordaba este acontecimiento como el más mágico del año. En estos últimos tiempos, con la llegada de Internet y las altas tecnologías se está perdiendo un poco lo que es la magia y el misticismo que tenían antaño estos acontecimientos.

Cuando tenía unos 4 o 5 años creía en la magia, creía enormemente en ella. Ahora no estoy muy seguro de si creo o dejo de creer. Sabía que cuando se me caía un diente vendría un ratoncito, lo recogería y me dejaría algún premio en lugar de ese diente. Nunca había visto a ese ratón, ni tampoco lo he visto todavía, pero sabía que existía. Hoy por hoy no podría confirmar su no existencia ya que ya no se me caen los dientes, ahora me los extrae el dentista o el cirujano maxilofacial, según cuadre... y como todo el mundo sabe, el Ratoncito Pérez sólo viene cuando se caen los dientes solos, no cuando te los sacan, aunque a veces hay excepciones.

Para mi, mi día era el de los Reyes Magos. Algunas veces me quedaba en vela espectancte esperando a que llegaran, pero casi siempre se me anticipaban y llegaban mientras yo estaba durmiendo. Algunas veces escuchaba ruidos de bolsas o puertas abriéndose y cerrándose, en ese momento mi curiosidad tenía sus límites ya que también sabría que nunca podría ver a los Reyes Magos en acción y que todo intento por verles significaría su desaparición. Mis padres me decían que si me despertaba antes las 9 de la mañana los regalos desaparecerían y me quedaría sin ninguno. Yo confiaba en ellos dado que los padres nunca mienten, o esa era la filosofía que me habían inculcado.

También sabía que de vez en cuando venía Papá Noel unos días antes. No siempre, pues nuestra familia estaba afiliada al "sindicato" de los Reyes Magos y no al de Papá Noel. Así era mejor, porque como los Reyes Magos eran tres... traían más regalos que Papá Noel que sólo era uno (Una relación conceptual un tanto estúpida, pero bueno...)  Aunque todo dependía de la familia a la que fueran. Mientras estaba en el colegio veía como algunos niños me decían que algunas familias recibían regalos tanto en Papá Noel como en los Reyes Magos e incluso recibían más regalos con Papá Noel. Otros niños sólo recibían regalos de uno o de otro y pocos niños, alguno había, que no recibían nada de nada pese a que a mi me parecía que se habían portado bastante bien. Una vez que empezaban las clases cada cual llevaba su regalo favorito para mostrárselo a los demás niños. Algunos, que debían ser muy buenos, recibían mucho, mucho dinero, tanto como el sueldo que tenían de aquella mis padres. A mi alguna vez me regalaron carbón entre otras cosas. Mis padres y muchas personas me decían que si era un niño malo me regalarían carbón en vez de juguetes. La primera vez que vi el cárbón como regalo llevé una gran decepción dado que pensaba que era algún tipo de enjuiciamiento que indicaba que había sido un niño malo, pero cambié de idea cuando vi que estaba buenísimo. Todavía recuerdo su sabor. Aquellos Reyes habían sido muy especiales. Mi hermano tenía una videoconsola Nintendo Entertainment System (NES o Famicom en su versión japonesa) y aquel año le habían regalado el videojuego Super Mario Bros 3, muy de moda por aquel entonces. Los Reyes Magos no supieron currarse demasiado bien eso de la repartición de regalos ya que mi hermano recibía siempre los mejores regalos y compartía lo que tenía sólo por obligación.

Eran unas fechas interesantes aunque parte de aquella ilusión desapareció a la tierna edad de los 8 años cuando confirmé la existencia de los Reyes Magos. Era más emocionante cuando todo se mantenía en el anonimato, pero bueno... a partir de ahí empecé a creer menos en la magia ya que, aunque los regalos no desaparecen aunque se vean antes de las 9 de la mañana, estaba aprendiendo que los padres podían mentir, aun no sabía el motivo por el que lo hacían pero descubrí en ese momento que podían hacerlo y para mi, la verdad... es que la sinceridad humana me parecía, realmente, lo más mágico que había, hasta ese momento, en el universo. Sólo espero no tener que recurrir a la mentira cuando me toque cuidar de una criaturita y espero poder defender la magia desde un punto de vista racional pues ... sí ... todavía sigo creyendo en ella, no tanto como antes pero todavía creo ... y espero seguir haciéndolo durante mucho más tiempo. Feliz día del Niño a todos.

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