Capítulo XIV: Etapa sin humos

Con el día de hoy, llevo dieciseis o diecisiete días sin fumarme un pitillo. Lo tenía olvidado, la verdad es que no tenía necesidad de fumar debido a la enfermedad con síntomas gripales de la que todavía me estoy curando hasta que las noticias televisivas me recordaron la nueva ley antitabaco. No es que esté en contra, la verdad... me parece bastante bien, pero a ver cuánto dura. No hay nada que me fastidie más que las indecisiones políticas. Hoy prohiben, mañana corrigen, pasado mañana vuelven a prohibir. Los no fumadores lo celebran mediante vítores pueriles... pero las ayudas escasean. No se incentivan los sitios a dónde acudir si se quiere dejar el vicio. No sé si serán los restos de la enfermedad o el síndrome de abstinencia generado por estos días sin probar el tabaco pero creo que estoy perdiendo la cabeza.

Es una sensación que ya había experimentado anteriormente. Vuelven los olores, los sabores, desaparece la sensación de asfixia mañanera... pero no todo es tan bonito como se pinta cuando se busca una vida mejor. Vienen los ataques psicóticos, desequilibrios mentales producto de la confusión del nuevo estado que se está alcanzando. Supongo... no, más bien estoy seguro, de que una vez que me normalice en ese sentido, veré las cosas de una forma más cabal y racional... pero este síndrome de abstinencia es totalmente demoniaco. La sensación de una batalla entre lo que soy y lo que creía ser... El tiempo, o la costumbre, harán que todo esto se estabilice pero por ahora es bastante dificil de llevar.

Me siento más cansado de lo normal. Los procesos de espectoración van acompañados de residuos sólidos de alquitrán y residuos varios derivados del tabaquismo. Mal tiempo para dejar de fumar. Y no me he animado debido a esta ley, que todo hay que decirlo. Me he animado porque era lo que tenía que hacer. Si hubiera fumado cuando estaba enfermo seguramente lo hubiera pasado peor y el periodo de recuperación hubiera sido más prolongado. Como en la anterior ocasión en que dejé de fumar, no estoy seguro de si volveré o no. En un principio me gustaría refugiarme en el deporte como aliciente para dejarlo y demostrarme a mi mismo lo que mi cuerpo es capaz de hacer sin humos... por otra parte, la estación del año no acompaña demasiado para que la motivación sea plena. Desde el día 1 de enero he comenzado de nuevo con mis caminatas aunque hoy he decidido tomarme un descanso ya que está lloviendo. Al ser paseos producto de una recuperación me noto en muy baja forma. Tengo sudores que no son normales, sudores fríos como que anuncian un proceso de expulsión de toxinas de algún tipo. Es un tipo de sudor incómodo que se genera cada vez que intento realizar algún tipo de actividad física que requiera un mínimo esfuerzo. Antes de enfermar hacía mis abdominales, mis flexiones, mis ejercicios de glúteos... sentía como los músculos se ejercitaban pero no tenía esa sensación de sudor frío enfermizo. Tambien noto que cada día esa sensación va a menos, como si mi cuerpo fuera una esponja llena de residuos que se retuerce para eliminarlos. De momento no soy capaz de seguir mi rutina plenamente, intento ir poco a poco pero no soy capaz de completarla como antes. Hacía mucho tiempo que no me daban estos procesos sintomáticos prolongados aunque casi mejor que sean en esta época del año y en esta etapa de mi vida. No me gustaría tener que cogerme una baja de 2 o 3 semanas si estuviera trabajando. En mi etapa estudiantil tambien me pasaba algo parecido. Enfermaba y me quedaba como unas cuantas semanas sin poder levantar cabeza y no sólo se trataba de la enfermedad en sí si no que necesitaba recuperarme de la medicación recibida. Muchas veces que he logrado superar procesos de este tipo, han sido de menor duración cuando no he tenido que tomar ninguna clase de medicamento o me he curado gracias al reposo y a los zumitos de naranja natural.

No me gusta que mis enfermedades me duren tanto, aun encima parece como que cuanto más me cuido peor me siento. Ahora que no fumo parece que los ataques de asma (Flojillos) son más frecuentes. Mejoran otras capacidades pero bueno... a ver si me pongo bueno del todo y con energías y empiezo a escribir artículos más animados, que siempre me estoy quejando. Aunque creo que lo de quejarme no me lo quita nadie, ni teniendo una salud de hierro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Capítulo XXXVII: Estuviste en mi mejor momento

Capítulo XXIII: Rylynn y el perigeo lunar

Capítulo XXXIV: Músicos Callejeros