Capítulo VI: Introspecciones (II)

Hoy me desperté a eso de las 10 y media. Medio despejado, medio dormido. No me hubiera importado dormir 2 o 3 horas más pero decidí levantarme. Desayuné un café con leche mientras encendía el ordenador para seguir con mi rutina diaria. Ver el correo, buscar ofertas de empleo, suscribirme a portales de empleo emergentes en los que sólo salen 2 o 3 ofertas mensuales para todo el territorio nacional por lo desconocidos que son ya que los portales conocidillos tienen demasiada basura ... Lo de siempre. Sigo sin planes. Tenía pensado ir a visitar a Aniña pero al final a saber cuándo lo haré. Parece que mi vida social la llevo un tanto descuidada. Le dije a Ana que prepararía el viaje, y aquí estoy, todavía pensándomelo. Le había dicho también a Piro que quedaríamos la semana pasada para ensayar un rato, aunque tampoco estoy seguro de si habíamos quedado en algo fijo... Tendría que llamarles a los dos y matizar un poco todo eso. Y yo aquí... pensando, pensando, pensando... y sin hacer algo eficiente que valga la pena. Para más INRI se me ha dado por instalar el "Quitómetro" en el PC. ¿Y qué significa eso? Que creo que ya va siendo hora de dejar de fumar. Un programilla que se instala en el ordenador para llevar un control del tiempo que se lleva sin fumar y los logros obtenidos. Seguramente la calidad de mis escritos mejore o empeore, según se mire, en esta metamorfosis desintoxicativa que se supone que me llevará a una vida con mejor salud y más satisfactoria,  aunque puede también que se me vaya la olla más de lo normal (Si cabe). Eso sí... no quiero que nadie me lo recuerde, nadie, nadie. Lo que menos soporto cuando me embarco en un proyecto que me cuesta mucho es que me hagan hincapié con los... ¿Qué tal va? ¿Piensas en fumar? ¿Y si fumo delante tuya tambien te da el mono? ¿Eh? Como para sacar una bomba nuclear y mandar todo a tomar por saco. Tengo que hacerlo, es algo que tengo que hacer o sí o sí. Quizás dentro de 2 o 3 meses aguantando pueda hablar de ello abiertamiente, pero por ahora no. Parece como una paradoja el decir que no estoy preparado para hablar de ello mientras escribo en este blog... pero yo me entiendo.

Pues eso... sobre la hora de la comida... me hice unos macarrones con carne picada que no me salieron nada mal, quedé bastante lleno aunque empiezo a preocuparme de eso que me dicen algunas personas. Insisten en que podría tener anorexia. No es que tenga una alimentación muy equilibrada que digamos pero quizás sea hora de que me ponga en manos de un especialista, no sé. Tampoco es que rehuya de la comida, es más... a mis horas soy consciente de que puedo comer todo lo que me da la gana, aunque llega la tarde y me machaco con mis carrerillas y mis cosas, Me desestresa mucho eso de correr, sudar, sentir el aire del paseo del lagares, sentir como la brisa del mar me golpea la cara con ese olor especial... llegar a casa, ducharme y sentirme relajado. Es una rutina que cada vez veo más necesaria para mi, me hace sentir bien... y lo curioso es que mientras mi madre se infla a patatillas, chocolate, leche consensada... mientras mira la tele... el que tiene un problema de anorexia soy yo por salir a mover las piernas y quemar lo que como. Quizás sea así ... ya que las madres siempre tienen razón... pero vete tu a saber...A veces pienso que las madres sólo están para tocar los cojones. Supongo que este impulso hacia el ejercicio es más producto de la ansiedad provocada por la falta de empleo y el ver que mis sueños no se cumplen, que de otra cosa. A veces pienso que quizás deba de abandonar la idea de trabajar en aquello para lo que he estudiado y aferrarme a algo diferente, aunque sea temporal. Incluso he pensado en buscar ONG´s para apuntarme a proyectos de voluntariado de esos que te mandan a un país en vías de desarrollo para hacer algo útil durante un tiempo. Supongo que para cumplir mis sueños tendré tiempo. Supongo que cuando esos sueños que se consideran sueños para mi se cumplan... surgirán más y más y más... así deberá ser. No tendrá nada que ver pero a veces pienso que la vida es como un limonero, lleno de ramas, en el que cada rama simboliza cada camino escogido y cada hoja cada meta conseguida dando a su vez limones que simbolizarían los frutos obtenidos de esas metas. Esos limones amargos... simbolizando el esfuerzo aplicado y a su vez dulces, simbolizando el beneficio obtenido... Esos limones... que pueden ser aprovechados para un rico zumo (Compartiendo el éxito obtenido), como abono del terreno donde se sustenta el propio limonero (Retroalimentación y automotivación por el logro obtenido) así como muchas otras aplicaciones simbólicas.

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